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Interview and translation Francesco Calogero, Italian Physicist, for ARN's Scientific section
May 12, 2014
"NO HABRÁ ENFRENTAMIENTO POR UCRANIA, AHORA EL MAYOR DESAFÍO PARA RUSIA, ESTADOS UNIDOS Y OCCIDENTE ES COMÚN: EL TERRORISMO, LA DESESTABILIZACIÓN"
El presidente del Pugwash y profesor emérito en La Sapienza sostiene que, por tal motivo, el conflicto de Ucrania no conducirá al enfrentamiento de Rusia con OccidenteVictoria Herranz / Madrid
Calogero, nacido en Italia en 1935, es investigador en Física Matemática y experto en desarme nuclear. De 1989 a 1997 fue secretario general de las Conferencias Pugwash sobre Ciencia y Asuntos Mundiales, un movimiento antinuclear que a lo largo de su historia ha reunido a científicos y políticos a favor del desarme y en cuyo nombre recogió el Premio Nobel de la Paz en 1995.
Actualmente es presidente del Consejo Pugwash y profesor emérito en La Sapienza. Frente a las palabras pronunciadas en Praga por el presidente estadounidense Barack Obama en las que reflexionaba acerca de si llegaría a ser testigo de un mundo libre de armas nucleares, Calogero responde que, aun siendo mayor que él, mantiene la esperanza, basada en la evidencia, de llegar a ver cumplido este objetivo.
Francesco Calogero impartió el pasado jueves la conferencia ’Un mundo libre de armas nucleares: ¿deseable?, ¿factible?’ en la Residencia de Estudiantes. Antonio Fernández-Rañada, también físico y catedrático de Electromagnetismo en la Universidad Complutense, al concluir la presentación de Calogero se dirigió hacia él con estas palabras: “La Humanidad necesita personas como usted”.
¿La integración de la ciencia en la formación cultural del los ciudadanos continúa siendo un desafío?
Es cierto que en algunos países de la Europa Occidental, como Italia o España, la tradición cultural da mucha más importancia a las artes liberales, la literatura, la historia o la filosofía que a la ciencia. Pero creo que hay una transición en curso en la cual se reconoce una mayor importancia cultural a la ciencia que llevará a incorporarla cada vez más a la enseñanza en la escuela porque la ciencia es, obviamente, importante. En el mundo moderno no se puede despreciar la ciencia. Es por ello que este proceso, ya en curso, continuará. Creo que países como Italia y España serán, desde este punto de vista, cada vez más parecidos a Inglaterra, Estados Unidos o Rusia, donde, junto a una gran tradición cultural y artística, la ciencia siempre ocupa un lugar importante.
¿Existe un debate real acerca del uso militar y civil de la ciencia o continúa siendo un asunto pendiente?
El uso militar de la ciencia es inevitable. El problema está en superar el uso de las armas. Inevitablemente, una sociedad utiliza toda su capacidad científica para sostener las armas; al igual que los aeroplanos se construyen gracias a la ciencia, cualquier tipo de arma se construye utilizando cierto tipo de tecnología. Hay un desarrollo lento pero bastante positivo en el sentido de controlar, reducir y eliminar aspectos de la tecnología científica utilizados en la construcción de armas de destrucción masiva, en particular armas nucleares, químicas y bacteriológicas. También el uso militar del espacio y la red, internet. Todos estos instrumentos son indudablemente importantes y también potencialmente peligrosos porque pueden llevarnos a la destrucción de la Civilización. Por eso, muchos científicos tratan de introducir mecanismos de control en este tipo de armas con éxitos como el de las armas químicas, que han sido esencialmente abolidas mediante un tratado internacional ratificado por la mayor parte de los países del mundo y que cuenta con un sistema de verificación realmente eficaz. También existe un tratado referido a las armas biológicas con un sistema similar. En cuanto a las armas nucleares, hubo un rearme que produjo un arsenal enorme pero el fin de la Guerra Fría dio comienzo a un proceso de reducción del armamento y es de esperar que se logre la total eliminación de las armas nucleares.
¿Participa la sociedad en este debate entre ciencia y gobierno?
Una pequeña parte de la comunidad científica se ocupa de los riesgos derivados de los desarrollos científicos en búsqueda de hacer cualquier cosa. Pero esto va un poco en la naturaleza de las cosas. Del mismo modo que una pequeña parte del mundo cultural se ocupa de los problemas de la sociedad llevando a cabo iniciativas de tipo social o político, también algunos científicos realizan esfuerzos de carácter político, ya que finalmente es la política la que puede influir en la sociedad, encargándose así de este tipo de problemas, de las relaciones entre ciencia y sociedad y de la influencia que los desarrollos científicos tienen sobre la sociedad, particularmente en los desarrollos de tipo destructivo, como es el caso de las armas de destrucción masiva.
¿Puede un científico eximirse de responsabilidad sobre el uso de sus descubrimientos?
Creo que los científicos tienen una responsabilidad mayor que el resto de los ciudadanos. Un ciudadano de a pie encuentra mayores dificultades para comprender, por ejemplo, la problemática relativa a las armas químicas. Es natural que, en un caso así, quien tiene un conocimiento sobre química está en una situación mejor para entender estos problemas y sus soluciones, como por ejemplo, como se verifica un acuerdo de eliminación de armas químicas. Entonces, en la medida en que seamos más competentes tendremos una mayor responsabilidad. Es como decir que si hay riesgo de epidemia los médicos tienen una mayor responsabilidad a la hora de informar a los ciudadanos y al gobierno que una persona que no es médico. De igual modo, un ingeniero tiene una mayor responsabilidad en su sector. De este modo, quien tiene mayor competencia tiene también mayor responsabilidad porque es quien mejor sabe cómo usar su conocimiento para el fin más adecuado.
¿Deben los científicos someterse sin reservas a los dictados de los gobiernos?
No sólo los científicos, nadie debe someterse sin reservas a las decisiones gubernamentales. En una sociedad democrática todos los ciudadanos tienen la responsabilidad de tratar de influir en la actividad del gobierno. Uno de los modos para ejercer esta influencia es, lógicamente, a través de la política, de las elecciones, mediante la participación en la vida política y en los partidos. Otra forma de influir es usar la propia experiencia. Quien es experto en un sector debe usar su conocimiento para informar a la sociedad y al gobierno o a los ciudadanos en el caso de que un gobierno no reconozca la existencia de un peligro. Pero esto, hasta cierto punto, debe ser obvio para cualquier persona, científico o ciudadano perteneciente a cualquier otro campo. En el caso de los científicos, si uno trabaja, por ejemplo, en el estudio de un virus y es competente en su sector es de esperar que ante un desarrollo que pueda ser considerado de riesgo actúe con responsabilidad e informe a la sociedad de manera que ésta sea capaz de responder adecuadamente. Es una responsabilidad que atañe a todos los ciudadanos pero que cobra mayor protagonismo en aquellos que tienen mayor conocimiento.
¿Qué respuesta política encuentran iniciativas como las promovidas por Pugwash en relación a la paz y el desarme nuclear?
Pugwash se ha esforzado siempre en ayudar a los gobiernos a encontrar acuerdos y soluciones llegando, en algunos campos, a influenciar ciertamente en la política. También ha influenciado en el desarrollo del modo de pensar de los países. Entre los éxitos de Pugwash se encuentra la identificación de tratados que han servido para convencer a los gobiernos de tomar ciertas direcciones. Ha cambiado también la forma de pensar de la sociedad. Pero creo que su mayor éxito fue el fin de la Guerra Fría en tanto que el dialogo entre los científicos del ámbito Pugwash 14:20 influenció, creo, en la dirección de la Unión Soviética que llevó a Gorbachov al fenómeno del cambio en Rusia. Hubo más razones, claro, pero creo que la ciencia jugó un papel importante situándose más allá de la política en el sentido en que, en una situación de países con ideologías enfrentadas, los hechos científicos fueron los mismos. Incluso durante la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética o la Unión Soviética y Occidente, existía una colaboración y una comprensión entre científicos en el campo de la física, las matemáticas y la química, que permitía que un científico americano reconociera que un trabajo había sido bien hecho aun siendo obra de un científico soviético, independientemente del hecho de que fuese de otra ideología. Por mostrar un ejemplo específico, en plena Guerra Fría tuvo lugar la Conferencia de Ginebra en donde por primera vez había científicos tanto de la Unión Soviética como americanos que hicieron públicos datos relativos a la física nuclear. Se hicieron públicos tanto por parte de los científicos soviéticos como por los americanos. Eran datos de experimentos que hasta aquel momento habían permanecido en secreto porque pertenecían al desarrollo de armas nucleares. Los datos resultaron ser los mismos porque un dato no depende del régimen político. Bueno, pues desde el punto de vista periodístico este hecho supuso una gran sorpresa porque por primera vez la Unión Soviética y los Estados Unidos estaban de acuerdo cuando hasta aquel momento siempre habían estado en desacuerdo. Que en esto estuvieran de acuerdo es obvio, naturalmente, pero es también trascendental porque contribuyó a crear una ocasión para el dialogo que es particularmente importante cuando científicos de una parte y otra juegan un papel esencial en la sociedad, como el de quienes en aquel momento trabajaban en el desarrollo de las armas nucleares, estratégicamente muy importante. Entonces, el hecho de tener algo en común que estaba por encima de la posible diferencia ideológica y patriótica contribuyó a la larga de manera fundamental, desde mi punto de vista, al fin de la Guerra Fría.
¿Ha encontrado a lo largo de su carrera como científico algún impedimento por su lucha a favor del desarme nuclear?
Impedimentos se encuentran siempre pero creo que no por esta relación. Yo he desarrollado mi carrera científica a la vez que he actuado en este tipo de problemas pero ambas cosas no han estado nunca enfrentadas, no se me ha discriminado por ocuparme de estos asuntos. En Italia no ha habido macarthismo, no ha habido una persecución. De cualquier forma, mi participación no ha sido especialmente militante con los movimientos por la paz porque he pensado siempre que este otro acercamiento, aquel del Pugwash, era un acercamiento de un perfil mucho más bajo, de tratar de convencer a personas que pudieran influenciar directamente más que la opinión pública. Este tipo de acercamiento era menos visible u ofensivo políticamente para aquellos que tenían un razonamiento contrario.
En la crisis de Ucrania, ¿está preparada la Comunidad Internacional para una respuesta pacífica? ¿Qué cabe esperar del desarrollo de los acontecimientos?
El desarrollo de las últimas semanas en Ucrania es, naturalmente, negativo y peligroso. Pero soy relativamente optimista. No creo que se vaya a volver a un clima de Guerra Fría, especialmente entre Rusia y Occidente o entre Rusia y Estados Unidos. No lo creo porque hay una gran diferencia respecto a aquel periodo, en el cual había dos sistemas políticos con dos ideologías enfrentadas que querían por principio imponer en todo el mundo una de las dos ideologías: el libre mercado y la democracia parlamentaria, por una parte, y el sistema del partido único, el comunismo, por otra. Esto ya no es posible porque Rusia se ha convertido en un país capitalista que, junto a los Estados Unidos, es anticomunista. También China se ha convertido ya en un país de este tipo, no democrático, pero donde no existe ya este contraste ideológico fundamental por el cual un sistema quiere destruir al otro. Además, hay intereses comunes muy fuertes. Ahora el mayor desafío para Rusia, Estados Unidos y Occidente es un enemigo común, el terrorismo, la desestabilización. Son países que quieren mantener el estatus quo, no quieren una revolución. Son contrarios al terrorismo y lo combaten unidos, colaborando. Junto a esto, Rusia y Estados Unidos tienen otro interés común muy fuerte en que el régimen de no proliferación de las armas nucleares permanezca en vigor, que las armas no lleguen a otros países. Y este interés común conlleva una política común. Ambos países comparten también la búsqueda de soluciones para problemas específicos, como que Corea del Norte no cree una desestabilización que pueda conducir a los sucesos nucleares de Japón o que Irán no adquiera armas nucleares. Cuando hay tantos intereses comunes no se está en una situación de volver a la Guerra Fría. Se pueden dar enfrentamientos, los ha habido naturalmente, como Kosovo o Georgia, y este es un enfrentamiento más. La esperanza está en que pueda ser superado mediante acuerdos y compromisos. Hay quien dice que está el ejemplo preocupante de la Primera Guerra Mundial y que siempre el inicio se encuentra en cosas se quedan fuera de control. El riesgo existe pero creo que en estos últimos días se está comenzando a enfriar la situación y que las tropas rusas están siendo retiradas. Por eso pienso que la situación está mejorando.
¿Más allá de una Guerra Fría, ideológica, es posible, hoy día, una guerra a nivel global?
No es posible porque es contraria al interés de todos. Sería una catástrofe. Nadie la puede desear salvo, quizás, algún grupo extremo, terrorista. Como es ciertamente contraria a los intereses de todos uno espera que no llegará. Hasta cierto punto, todos los responsables lo saben y tienen la cautela necesaria para no ir en esa dirección. El riesgo es el mismo que en la Primera Guerra Mundial, que nadie la quería pero llegó en un momento dado, a partir de un episodio que no era realmente importante.