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Dos residentes muestran sus manos durante un paseo
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Entre las drogas habituales, la cocaína no produce efectos físicos visibles mientras que con la heroína el deterioro es evidente. Sin embargo, el riesgo de morir por sobredosis es mayor en el caso de la cocaína que en el de la heroína. Entre los efectos provocados por el abuso en el consumo de drogas destacan, además de la adicción, la euforia, la depresión respiratoria, la confusión mental, la supresión del dolor y el contagio de enfermedades infecciosas en el caso de la heroína, y los cambios de temperamento, la intranquilidad, la paranoia y las alucinaciones en el caso de la cocaína. Las manos de la izquierda
pertenecen a un consumidor de heroína.
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Cada día, después de la siesta, se realiza una hora de ejercicio. El deporte sirve para desfogarse a la vez que aporta información acerca del comportamiento. A través de él se pueden observar los niveles de liderazgo, agresividad y pasividad de los residentes. Un tratamiento eficaz de la adicción debe atender a las necesidades de la persona, no sólo a su drogadicción. El plan de tratamiento se debe evaluar y modificar frecuentemente de manera que se ajuste a cualquier cambio que se pueda producir en las necesidades de cada residente. No existe un tratamiento único adecuado para todas las personas. Cada tratamiento se crea de forma individual.
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Zapatillas abandonadas en el pasillo durante una sesión de relajación
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La figura del drogodependiente ha variado en los últimos años. Antes se asociaba a individuos en situación marginal. Hoy en día no existen patrones fijos. Las drogas forman parte de todo tipo de formas de vida con independencia de clases sociales, situación económica o nivel de educación. Los factores que contribuyen a que la droga sea o no un problema son la persona, el entorno y la sustancia en sí misma. En la Comunidad Terapéutica es el comportamiento más que la sustancia la que determina la intervención.
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Dos residentes fumando un cigarrillo después de la siesta
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Durante su etapa en la Comunidad los residentes tienen mucho tiempo para reflexionar. Es habitual en este tipo de patologías que los afectados tiendan al victimismo, a comparar su vida con la de otras personas con una trayectoria totalmente diferente que les lleva a desanimarse y pensar que ellos nunca podrán tener lo que los demás tienen. En estos casos el riesgo de recaída aumenta considerablemente, por lo que una de las labores prioritarias de la Comunidad es hacerles ver que no importa que vida hayan llevado hasta ese momento sino que tipo de vida quieren vivir.
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El consumo de drogas suele ir acompañado de conflictos familiares, afectivos, patologías mentales o dificultades para convivir en sociedad. Entre las sustancias consumidas mayoritariamente por los residentes de la Comunidad están la heroína, que actúa como amortiguador del dolor, evadiendo de los problemas, y la cocaína, que actúa directamente sobre el centro de placer del cerebro, acentuando los problemas mentales e incluso provocando su aparición. Muchos de los drogodependientes presentan problemas mentales anteriores al consumo. Luego éstos se agravan. En los casos en los que no había dichos problemas suelen aparecer a causa del consumo.
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Algunos residentes visitan una antigua iglesia en una aldea cercana al centro
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La elección de los residentes que pueden salir del centro para visitar el entorno se basa en un sistema de puntos negativos y positivos de acuerdo al cumplimiento de sus tareas y sus objetivos a lo largo de la semana. Aún así, siempre deben permanecer en el centro un cierto número de residentes para llevar a cabo las labores domésticas. En el caso de que el número de elegidos para salir supere el de los que deben quedarse, se intenta que ellos mismos lleguen a un consenso para decidir quién merece salir ese día. De cualquier forma, el centro no es un lugar de reclusión sino un espacio abierto que los residentes pueden abandonar cuando crean conveniente con independencia del alta terapéutica.
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Ropa de trabajo secándose junto a la lavandería
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El trabajo de lavandería forma parte de los talleres ocupacionales. En ellos, gestionan su tiempo de forma útil, aprendiendo pequeñas tareas que les puedan servir en su vida fuera de la Comunidad. Las ocupaciones de cada residente se seleccionan de acuerdo a sus posibilidades y con vistas a su aprovechamiento. En ocasiones, las capacidades de los residentes están muy mermadas. Lograr un cierto grado de independencia para dichos residentes es uno de los grandes desafíos del centro. Todas las actividades de la Comunidad Terapéutica están encaminadas a la reeducación y la reinserción en sociedad.
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Residentes descansando después de un paseo por las montañas
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A lo largo de la convivencia los residentes muestran su verdadera forma de ser. Es habitual que surjan disputas. A veces son fruto de un simple comentario que, aunque en otro contexto podría pasar desapercibido, aquí debe ser tratado cuidadosamente por el equipo técnico. Lo importante es averiguar si los comentarios son causados por prejuicios reales o simplemente se deben a un uso inadecuado del lenguaje. En caso de ser realmente prejuicios, deben ser tenidos en cuenta a nivel psicológico ya que pueden ser la fuente de conflictos más profundos que guarden relación con las patologías de los residentes.
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Zona privada de reunión del equipo técnico
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El equipo técnico está formado por psicólogos, trabajadores y educadores sociales, médicos y monitores. La comunicación entre todos los miembros del equipo es continua. Además, una vez por semana el equipo al completo se reúne para reflexionar acerca de los residentes. No hay ningún tema que afecte a los residentes que quede en manos de un solo especialista. Todo lo que tiene que ver con la Comunidad afecta por igual a todo el equipo. Por ello y por la situación excepcional de los residentes la labor del equipo supone un gran esfuerzo personal y profesional para cada uno de sus miembros.
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Un residente muestra una culebra encontrada en el campo de fútbol
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Una de las principales causas de recaída es la dificultad para valorar las cosas cotidianas. Las drogas pueden actuar como válvula de escape a la desilusión provocada por el día a día. El consumidor puede llegar a aceptar su adicción como medio para olvidar sus dramas. La droga acerca a la persona adicta a la tentación de reducir su realidad a algo que pueda dominar. A pesar de la reinserción, la drogodependencia es considerada una enfermedad crónica con etapas de empeoramiento y de mejoría que generalmente requiere varios tratamientos.
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Dos residentes se miran a través de las ventanas de sus habitaciones después de afeitarse
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Cada actividad realizada por los residentes es aprobada de antemano por el equipo técnico y controlada durante su desarrollo. Aprender a utilizar el tiempo es uno de los objetivos de la Comunidad. El aburrimiento es considerado un factor de riesgo para los residentes, ya que les puede llevar a la tentación de retomar el consumo. Así, incluso el tiempo libre cede parte de su supuesta libertad para quedar bajo el control del equipo técnico, que es el que en última instancia decide qué es lo que se puede o no hacer en cada momento. Todo el proceso de rehabilitación se basa en una continua reeducación de los residentes.
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La atención que los medios de comunicación prestan a este tipo de recursos es escasa. La información preventiva en ocasiones puede llegar a saturar, con lo que deja de ser efectiva. Por otra parte, el consumo de droga forma parte ya de la cultura, por lo que no siempre se identifica con un problema. Hoy en día no existen gabinetes especializados en el tratamiento de la información sobre drogodependencia fuera de los ámbitos específicos. Todo ello contribuye a crear opiniones preconcebidas basadas más en los prejuicios que en el conocimiento. La información que los medios de comunicación ofrecen sobre los tratamientos de rehabilitación y reinserción es casi nula.
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Un residente examina una ortiga junto a algunos compañeros y su monitor durante una salida del centro
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Un objetivo fundamental de la Comunidad es lograr que los residentes se interesen por lo que les rodea. Normalmente, los consumidores de droga suelen ser excesivamente subjetivos. No es habitual que presten atención a temas que no tengan que ver directamente con ellos porque creen que ocuparse de si mismos y de sus problemas ya les supone un gran esfuerzo. El hacerles entender que el resto de personas también tienen problemas y que aún así encuentran la manera de salir adelante es un paso previo indispensable para la rehabilitación.
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Descanso después de un partido
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Al tratarse de grupos no naturales la convivencia no se produce de manera espontánea. Es necesario marcar una serie de reglas. La tensión producida por la falta de naturalidad ayuda a los terapeutas a observar los comportamientos que se producen. Una de las ventajas de la convivencia intensiva es que permite valorar si la definición que cada residente da de sí mismo se corresponde con su día a día en determinadas situaciones. Toda la información extra es utilizada por los especialistas.
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Un residente frente a un tronco con forma de animal durante un paseo
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El problema no es la droga, sino la persona. El miedo más característico de los adictos es el miedo a la verdad, a su realidad adictiva. Por naturaleza, todas las personas somos dependientes. Nuestros hábitos nos dan una cierta seguridad en nuestra vida cotidiana, a la vez que aprendemos a superar los contratiempos. El problema viene cuando esas dependencias se convierten en adictivas. Los adictos se mueven por una fuerza irracional que les lleva a satisfacer una necesidad inmediata. Pasado un tiempo, la adicción pasa de producir placer a adormecer, a situar a la persona fuera de su realidad. En otro lugar.
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